Wednesday, July 27, 2005

Si se humillare mi pueblo...

...sobre los cuales mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14

Últimamente he escuchado (y he leído) a mucha gente hablar (o escribir) de lo mala que están las cosas. Pues no generalicemos. Las cosas no están mal para todos. Están mal para algunos. ¿Parece hipócrita o falso mi planteamiento? Pues es un pensamiento Bíblico.

En Deuteronomio 28 habla de las consecuencias de la obediencia y de la desobediencia. Los que obedecen la Palabra de Dios, los que verdaderamente pueden ser llamados Hijos de Dios no se quejan de que las cosas están malas. Cuando algo no anda bien, simplemente cumplen (o se supone que cumplan) con el llamado a obedecer, orar y clamar a Dios para que sus cosas continúen bien.

Pero quisiera analizar esta Escritura de 2 Crónicas 7:14, yendo por partes:

1. Sin duda alguna el orgullo ha corrompido nuestro mundo; eso incluyendo nuestra bella isla del encanto. Nos hemos llenado de tanto y tanto orgullo que solamente pensamos en nosotros mismos y en nuestro bienestar. Somos soberbios, altivos, vanagloriosos; entramos en ira y enojo a la menor provocación porque creemos que nos lo merecemos TODO. Por eso lo PRIMERO que hace falta es que nos bajemos de ese pedestal en el que nosotros mismos nos hemos colocado. No me malinterpreten; esto no se trata de autoestima, ni de amor propio, ni de dignidad. Se trata de orgullo malintencionado. Ante DIOS nos tenemos que humillar; bajar la cabeza; arrodillarnos; en señal de sumisión y acatamiento. Abatir nuestro orgullo y nuestra altivez.


Por eso dice la Palabra: Si se humillare mi pueblo.

Nosotros somos ese pueblo. Claro, los que tenemos a Jesús (Dios) como nuestro Señor y Salvador.


2. Claro que cuando las cosas nos van mal (o no muy bien) invocamos el nombre de Dios. Nos acordamos de El cuando las cosas no salen como las planeamos; ya sea alguna enfermedad, alguna condición física, algún malestar, algún problema económico, etc. Hasta los que dicen no creer en Dios son los primeros que invocan el nombre de Dios diciendo: “¡Ay, Dios mío!”


De ahí el que dice: sobre los cuales mi nombre es invocado


3. Pero nos hemos olvidado de orar. ¿Cuánto tiempo hace que no hablas con Dios? Y no me refiero a ir a una iglesia y arrodillarte. No. Me refiero a que, en tu cuarto (en lo privado de tu habitación) o en tu carro, (aunque ya no tan privado) de momento comienzas a hablarle, como le hablarías a cualquier familiar o amigo, a tu creador. ¿Cuánto tiempo hace que no le pides perdón por no estar en comunión ni en comunicación con EL? ¿Cuánto tiempo hace que no le hablas y le cuentas lo que te está pasando, o lo que necesitas? ¿Cuándo fue la ultima vez que le pediste por tus hijos, por tus padres, por tus hermanos, por tus vecinos, por tus compañeros de trabajo, por tu jefe, por tu isla, por tu planeta?


Hemos sacado a Dios de nuestro diario vivir. En las escuelas, en las agencias de gobierno, en las empresas privadas no se puede orar antes de comenzar el día de labores porque ahora tenemos “libertad de religión” y no se puede ofender a nadie.

De ahí el que dice: y oraren

4. Y, ¿cuantos sabemos lo que es buscar el rostro de Dios? Estar ahí metidos con Dios en oración, en súplica, en ayuno, en intimidad con Dios hasta que conteste nuestra petición. A eso a lo que se refiere la Biblia de “pararse en la brecha”. Estar horas hablándole a Dios, pidiéndole que nos conteste, que tenga misericordia de nosotros, de los nuestros y de nuestra isla. Claro, es mucho más fácil “rezar” 2 o 3 palabritas “cursis” una vez en semana (si acaso) que tirarse de rodillas en algún lugar secreto en nuestro hogar, buscando el rostro de Dios.


De ahí el que dice: y buscaren mi rostro


5. Naturalmente para que las cosas nos salgan bien, tenemos que hacer las cosas bien. No podemos sembrar toronjas y esperar cosechar dulces naranjas. Si queremos que Dios “bregue” con nosotros, debemos ser obedientes y hacer el bien. ¿Cómo podemos esperar que Dios nos bendiga y que todo nos vaya bien, si dentro de nosotros hay odios y rencores (y maltratos) para con otros hijos de Dios? Dice la Palabra que antes de llevar tu ofrenda al altar (o sea, antes de ir delante de Dios) tienes que hacer las pases con tu hermano antes de pedirle algo al Señor.

Es como cuando les decimos a nuestros hijos que si hacen una cosa u otra los vamos a “recompensar” con algo que deseen. Igual es con Dios. Si dejamos de hacer el mal, dejará de ocurrirnos el mal.

De ahí el que dice: y se convirtieren de sus malos caminos

Finalmente dice que la consecuencia de humillarnos, de orar, de buscar su rostro y de apartarnos del mal es que DIOS: entonces oirá desde los cielos, y perdonará nuestros pecados, y sanará nuestra tierra. O sea, que “si haces esto, te daré aquello”. No es a la inversa. No podemos pretender que sin tener una relación directa con Dios, sin orar, sin ser humildes, y viviendo haciendo el mal, todo nos salga bien.


Así que a orar se ha dicho y a pararnos en la brecha para que las cosas en nuestras vidas marchen bien. Menos queja y más oración e intersección. ¡¡¡Bastante falta que nos hace!!!

© Derechos Reservados, Mei-Ling ((-_)))


(Publicado por primera vez el 27 de julio de 2005)

Tuesday, July 12, 2005

"Sonando" de todo, menos Puertorriqueñ@...

Hay algo que no entiendo de nuestra raza y NECESITO expresarlo y compartirlo o exploto... Y créanme, el que Mei-Ling explotara no sería una imagen muy bonita que digamos... ¿¡Cantos míos "esparramados" por ahí!? ¡Guacala!

Pero, a lo que iba...

¿Por qué es que el puertorriqueño "vende" o "regala" su acento tan fácilmente? ¿Que a qué me refiero?

Bueeeeeeeno... ¡Aquí va! Si vamos a República Dominicana 2 semanas de vacaciones, venimos hablando Dominicano (ni se diga si nos quedamos 2 ó 3 meses)... Si visitamos España una semana, venimos hablando como David Bisbal... Si vamos a Méjico, somos "purititos machos" (hasta las mujeres)... y si vamos a Chile o Argentina peor (y no digo PEOR porque alguno de esos países sea malo - ¡¡¡DIOS me libre!!!).

¡Ahhh! Y aunque eso se me hace difícil entender (y tragar), algo que entiendo mucho menos es cuando un boricua se casa con un extranjero y "adopta" (aún viviendo en PR) su acento al hablar. SI. Conozco Puertorriqueñas casadas con Dominicanos o Argentinos que viven en Puerto Rico y en cuestión de meses "suenan" como ellos. ¿Por qué no son ellos los que adoptan nuestro acento?

¿Por que se nos hace tan sencillo "adaptarnos", cuando serían ellos los que se deberían "adaptar" y "adoptar" nuestro acento? Después de todo, estamos en PR.

Y bueno, también están los que van a cualquier estado de la nación Norteamericana y a las pocas semanas comienzan con el "hmmm, well, you know" (que mas bien suena a: "jem, guel, chunou").

Derechos Reservados©, Mei-Ling ((-_)))

Friday, July 08, 2005

¿¿¿Porqué los hombres saludan a las mujeres…

CON LA MANO MONGA???

¡Es algo que no puedo entender!Estoy en un lugar rodeada de hombres. De momento llega otro y comienza a saludar. Me fijo en que según le va dando la mano a los que están en el grupo el “grip” (o agarre) entre las manos es uno firme y asertivo.

Entonces, cuando llega el turno de saludarme a mi (o alguna otra mujer), el tipo pone “la mano monga”.

¡En serio me da asco! Una cosa es que quieran tratar a una con delicadeza y suavidad, pero, ¡contra! Eso de poner la mano tan relajada es cosa (para mi) de mamao's (perdonando la expresión)…

De hecho, cuando un hombre me da la mano de esa forma rápido pienso que su pene debe estar siempre igual de flácido y mongo. No sé a cuantas mujeres le pasará lo mismo.

En MI OPNION cuando al saludar de mano el agarre es firme (sin apretar, claro está) el hombre denota seguridad y masculinidad (que NADA tiene que ver con sexualidad).

©Derechos Reservados, Mei-Ling ((-_)))

Tuesday, July 05, 2005

Esperanza o Fe...

Esperanza: confianza, creencia, ilusión -- confianza de lograr alguna cosa; de que eso deseado se realice. ej. dar esperanza a alguien -- darle a entender que se puede lograr lo que solicita o desea. Estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible que se realice la cosa deseada. Darle a entender que pued lograr lo que solicita.

La esperanza puede definirse también como "tratar de obtener lo que deseas estando seguro de que NO lo obtendrás". Ej. "Quiero comprar una casa, pero cuesta tanto. Espero poder comprarla algún día."

Fe: Virtud por la cual creemos firmemente, por la autoridad de la Palabra de Dios, todas las verdades que El nos ha revelado y que la iglesia nos enseña. Creencia que se da a las cosas por la autoridad del que las dice. Seguridad, aseveración de que una cosa es cierta. Ser suficiente un dicho o escrito para que, mediante el mismo se crea una cosa.

1. La fe ES de Dios

Cada uno de nosotros tiene una medida de fe que fue repartida por Dios al corazón. Romanos 12:3

*La fe es de Dios; no la producimos nosotros.
*En nosotros está hacer que esa medida de fe crezca y se desarrolle, pero Dios es quien la da.
*La fe viene por el oir, pero no la producimos, sino que es puesta por Dios.

2. La fe tiene un tiempo (como los verbos)

*La fe tiene un sólo tiempo: PRESENTE. "Dios lo hace"
*La Biblia dice: Es pues la fe. No dice, "será" (futuro) o "fue" (pasado). Dice "es" (presente).

3. La fe es una substancia

Hebreos 11:1 - La fe es la substancia de lo que se espera, la evidencia de las cosas que no se ven.

Substancia: Cualquier cosa con que otra se nutre, y sin la cual se acaba. Ser; esencia de las cosas. Valor y estimación que tienen las cosas. Parte nutritiva de los alimentos.

Evidencia: Certeza manifiesta y tan perceptible de algo, que nadie puede racionalmente dudar de ella. Prueba.

*La substancia hace que tu fe sea algo materializado; algo que puedes tocar y es visible en el espíritu.

CAMBIA TU ESPERANZA POR FE

Marcos 11:24 - Por tanto, os digo que TODO lo que pidáis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá.

Esto aplica a TODO: sanidad, prosperidad, un empleo, etc.

Muchas veces nos vienen dudas, temor, poca fe y flaqueamos. Quitamos nuestra confianza de Dios. Dios quiere que tengamos una gran fe y nos toca a nosotros hacer ciertas cosas en obediencia a la Palabra para que la fe sea incrementada.

Tenemos que ejercitar la fe cada día, aún en las cosas más insignificantes, para que, cuando llegue el momento de usar la fe en las cosas grandes, nuestra fe esté tan desarrollada que pueda cambiar las circunstancias. No podemos temer. El temor actúa en la aflicción, en el afán y en la tristeza.

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Amado Dios...

Antes que nada quiero pedirte perdón. Sé que estoy mal. Sé que no tengo derecho a estar como estoy o a sentirme como me estoy sintiendo. No me debo quejar. No tengo excusas. Todo lo que me está pasando o estoy sintiendo es mi responsabilidad; pago por mi pecado (duda). Sé que pude haber hecho las cosas de otro modo. ¡Perdóname! Sé que te he fallado; he dicho y hecho cosas que están mal delante de ti. He entrado en ira, en enojo, en murmuración, en queja, en chisme, en coraje. Perdóname. Vengo a ti, guíame, santifícame en ti; quiero andar en tu verdad. Tómame. Abrázame, mi corazón hoy vuelvo a ti, solo a ti. Quiero humillarme; buscar tu rostro. Hoy me arrepiento delante de ti. Vengo a invocarte. Inclina tu oído; escucha y perdona mi rebelión. De corazón te pido perdón, Señor. Más que todo, necesito que me des fortaleza; que me vivifiques. Que saques de mi todo eso que no te agrada; que me aleja de ti. Quiero acercarme a ti, pero no hago ni lo más mínimo por tener intimidad contigo. Me despiertas en medio de la noche y aún así no te hago caso; no me levanto; no te busco, no te hablo, no leo tu palabra. Solo puedo y quiero decirte que te amo. Es lo único que me sale. Tú conoces mi corazón y aunque trato de no pensar cosas que te desagradan, sabes que sí las estoy pensando. Sabes que me he enojado en contra tuya y en contra de mi misma. Que he querido cuestionarte por lo que me pasa, sabiendo que la única culpable soy yo misma. Sabes que he sentido deseos de rendirme; de mandar todo al olvido; de no hacer nada más o hacer menos de lo que hago ahora (no sé cómo, si casi no hago nada). ¿Por qué tanto desánimo? ¿Porqué tanta duda? ¿Porque me enojo tan fácilmente? ¿Por qué tanta vagancia? ¿Por qué no tengo ánimo para hacer lo que debo hacer? ¿Por qué dudo tanto? ¡Perdóname! Quiero seguir adelante. Quiero que sigas trabajando conmigo. Perdona mi frente a la vida. Sé que no ha sido la mejor. No he orado lo suficiente ni me he mantenido en comunión contigo para saber lo que está bien o mal. No tengo excusas. Yo sé que eres tú quien está en control de todo, Señor. Quiero creer eso. Por favor, ayuda mi incredulidad. Ayúdame a creer, a cederme a ti. Toma control de mi vida, de mis finanzas, de mi carácter, de mi mente, de mis emociones, de mi corazón. Te autorizo, Padre. marzo 1, 2004
© Derechos Reservados, Mei-Ling ((-_)))