Monday, August 29, 2005

Hay algo que no entiendo…

Quizá jamás lo llegue a entender. Me refiero a la gente que profesa pertenecer a alguna religión, pero no conoce ni practica su religión.


Para ser más específica hablaré directamente de los Cristianos; mi religión (aunque en realidad para mi, el Cristianismo es más bien un estilo de vida).


Desde pequeña he conocido gente que dice ser Católica o Protestante (Evangélica), o sea Cristianos, y sin embargo no conocen de lleno su religión.


En MI forma de ver las cosas, si digo llamarme Cristiana (evangélica, pentecostal, católica o lo que sea) debo conocer por lo menos algo de mi libro sagrado: La Biblia.


Sin embargo, entre los Cristianos está el disparatero “choreto” (o a montón por chavo, como decimos por ahí). Citan versos que no existen en la Biblia, actúan y dicen cosas que van COMPLETAMENTE en contra a lo que dice la Palabra de Dios.


De hecho, he oído a muchos decir que la Biblia no es para tomarse “literalmente”. ¡Wow! ¿No? Y, ¿entonces? ¿Para qué sirve la Biblia?


Pues les cuento que me considero una mujer educada e inteligente, pero más que todo, me considero Cristiana. Sí. De esas que cree que la Biblia es la Palabra de Dios. De esas que cree, por fe, que la Biblia es un libro espiritual. Claro, que por ser educada e inteligente, entiendo que mucha gente no estará de acuerdo. Ahora, los que dicen ser Cristianos, ¿cómo no estarlo?


¿Cómo puede alguien decir que es Cristiano si no ha aceptado a Jesús (Cristo) como su Salvador, según dice Romanos 10: 9-10? (que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.)


¿Cómo puede una persona, después de haber aceptado a Jesús como su Salvador, decir que no tiene que compartir las buenas nuevas de salvación, según el mandato de Jesús mismo en Marcos 16:15-16? (Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado)


¿Cómo puede alguien que ha nacido de nuevo y que siente el gozo de la salvación no querer compartirlo con todos los que le rodean y muchos más? ¿Cómo puede ser la gente (que dice llamarse Cristiano) ser indiferente a el dolor y la perdición del que le pasa por el lado?


¡Ahh! Definitivamente no es posible. Simplemente es imposible.


¿Que cómo lo se? Bueno, para empezar porque cuando alguien me regala algo y ese algo resulta extremadamente beneficioso y provechoso para mí, lo primero que hago es recomendárselo a mis amigos, familiares y conocidos. Es más, se lo recomiendo a todo el que me encuentro de frente (lo conozca o no). Lo mismo pasa cuando aceptamos el más precioso regalo que nos han podido hacer: la salvación (el sacrificio de Jesús en la cruz).


La misma Biblia nos habla de cómo a la gente cada vez que recibía algo de parte de Jesús, salían corriendo a decírselo o contárselo a los demás. Ejemplos de esto fueron la Samaritana (Juan 4), un leproso (Marcos 1:40) y uno de diez leprosos (Lucas 17:12).


La Biblia también habla de la obediencia y está repleta de mandatos. Entre ellos el de compartir las buenas nuevas de salvación; no es algo que debemos hacer si queremos y si tenemos tiempo. Es algo que Dios nos manda a hacer. Claro, a los que creemos en Dios y en la Biblia por fe; a los que verdaderamente somos Cristianos.

©Derechos Reservados , Mei-Ling ((-_)))


1 comment:

Mei-Ling said...

si quieres dejar un mensaje puedes hacerlo despues de registrarte...

saludos!

mei ((-_)))