Mi “Blog” NO religioso…

En estos días me reí un montón cuando alguien se refirió a este mi Blog como “tu site de religión”… Le aclaré que mi página (ésta) es un “blog”, donde expreso pensamientos y experiencias muy mías.

También le expliqué que “hace un tiempo acepte a Jesús como mi salvador y desde entonces le sirvo. De ahí el que muchos de mis temas tengan que ver con mi espiritualidad y mi relación con El.” Y que los seres humanos “tenemos tan fuerte la "cuestión" carnal que a veces se hace difícil mantenerse centrado en lo que es el espíritu.”

Nuevamente la persona se refirió a mi “blog religioso”. Creo que lo hace para que me ría. Le gusta “verme” (o imaginarme) con la peinilla al aire, creo.

De todos modos les cuento que NO soy para nada una persona religiosa. Nací y me crié en un hogar mixto. Mi papá y sus padres eran Católicos. La madre de mi padre era una Católica ferviente y practicante. No recuerdo el estatus del padre de mi papá, pero sí recuerdo que mi papá nunca iba a la iglesia. Dice él que hasta monaguillo fue. De hecho, estudió en un colegio Católico toda su vida; eso lo se porque me lo cuentan. Mi mamá nació y se crió en la iglesia Protestante (Pentecostal para ser más específica). Sus padres también eran Pentecostales. Eso sí lo vi. Vi a mis abuelos ir a la iglesia regularmente. Ellos sí eran practicantes.

En mi casa nunca hubo problemas entre mis padres en cuanto a cual era la educación Cristiana que recibiríamos mi hermano y yo. Iríamos con mi mamá a la iglesia. Eso siempre lo supimos.

¿Que es lo mismo? ¿Que tanto Católicos como Evangélicos son Cristianos y que es lo mismo? Definitivamente, NO. Hay diferencias; grandes diferencias. Pero bueno, eso es harina de otro costal (o tema para otra ocasión).

Pero, volviendo al punto: Este “blog” no es uno de religión, ni de espiritualidad. El que lee con detenimiento y profundidad podrá ver mi lado “carnal” y mis temas “antipáticos”. Y que conste, que no me avergüenzo en NADA en decir que soy CRISTIANA, que amo a JESUS y que le sirvo.

“Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree…” (Romanos 1:16)

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